Integrantes de la Secretaría de Marina manipularon el basurero de Cocula en el marco de las investigaciones por el caso Ayotzinapa, el brutal ataque contra un grupo de estudiantes rurales en Guerrero, México, en septiembre de 2014. El basurero es uno de los escenarios principales del caso, según la versión de los hechos que dio el Gobierno entonces, encabezado por Enrique Peña Nieto (2012-2018). Según esta narrativa, severamente cuestionada estos años, el grupo criminal Guerreros Unidos habría asesinado y quemado allí a los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos durante el ataque. Luego, los criminales habrían arrojado los restos a un río cercano.
Se trata de la revelación más importante del tercer informe del GIEI, presentado este lunes en Ciudad de México. Patrocinado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el grupo de expertos ha investigado el caso Ayotzinapa de manera paralela a las autoridades mexicanas estos años. Fueron el GIEI y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) quienes cuestionaron por primera vez la versión del basurero durante los años de Peña Nieto, señalando que era imposible que el lugar hubiera albergado una hoguera de las características necesarias para reducir a cenizas a 43 personas.
Hasta ahora solo se conocían dos y solo en uno se veía explícitamente la tortura por parte de autoridades. Los vídeos los habría grabado el CISEN, el servicio de inteligencia del Estado.
El documento abunda además en el monitoreo de los grupos criminales en la zona por parte de las autoridades, especialmente el Ejército. “Las autoridades tenían en curso dos procesos de inteligencia, uno en seguimiento de las acciones del crimen en la zona y otro sobre los estudiantes que se encontraban en preparación de la movilización por el 2 de octubre”, lee el documento. “Por eso resulta difícil comprender cómo y por qué ese seguimiento cesó en horas cruciales, cuando ocurrió la desaparición forzada”, añade.
Como era previsible, apenas hay nueva información sobre el posible paradero de los estudiantes o el motivo de los ataques. A la fecha, las autoridades han identificado restos de tres de los 43, Alexander Mora, Jhosivani Guerrero y Christian Rodríguez. Huesos del primero aparecieron el 29 de octubre de 2014 en el río San Juan, siguiendo la narrativa del basurero orquestada por el Gobierno anterior. El GIEI siempre ha denunciado que no hay certeza de cómo llegaron esos restos allí. En el caso de los otros dos, la actual administración de la FGR encontró fragmentos de sus huesos en la barranca de la Carnicería, a poco menos de un kilómetro del basurero.
Marinos en el basurero
El caso recuerda al denunciado igualmente por el GIEI en 2016, cuando el grupo informó de que el líder de los investigadores en la época, Tomás Zerón, había acudido a la zona de Iguala y Cocula con un detenido de manera ilegal, diligencia que tampoco se integró al expediente. Por ello, Zerón dejó su cargo y las críticas a la investigación oficial arreciaron. La visita de Zerón ocurrió además el 28 de octubre de 2014, un día después de la visita de los marinos al basurero, conocida ahora.
El GIEI concluye: “Tanto la zona alta como la zona baja del basurero eran de relevancia para la investigación por la posibilidad de que en ellas se encontraran distintas evidencias en balística, restos óseos, ropa, sangre, etcétera. Ambas quedaron seriamente contaminadas después de la presencia del personal de la Marina”.